Leo en una
noticia publicada en la comunidad artística
w3art un curso referente a las
interfases. Evidentemente, está tomado desde la óptica artística, pero mentiría si no dijera que desde que empecé a oir dicho término (muchas veces descontextualizado) me pareció, cuanto menos, interesante.
Según los eternos libros de la
facultad, la interfase es el elemento que
permite comunicar dispositivos de diferente naturaleza.
Esta definición, casi tan genérica y abstracta como la de
terrorismo para los americanos, se puede transplantar a casi todas las áreas de la realidad. El teclado, ratón y monitor son interfases que relacionan a las personas con las máquinas, así como internet a su vez es interfase que relaciona a las personas con la información (y por ende, con otras personas). Interfase son el móvil o la radio, que nos relacionan con las ondas que nos rodean y así podría seguir durante mucho, para tortura vuestra.
En cualquier caso mientras necesitemos nuestra faceta física y orgánica para vivir, necesitaremos de interfases que nos permitan comunicarnos con la realidad tecnológica que nos rodea. Quizá, descontextualizando, el mayor hito de la historia que se cuenta en la Biblia respecto a Babel no eran la pluralidad de lenguajes, sino la pluralidad tecnológica que vivimos hoy, y nuestra incapacidad (sin ayudas) de relacionarnos con ella.
Por si a alguien le interesa la vertiente
interfásica desde el punto artístico, el polémico artista
Stelarc ha experimentado mucho al respecto.